Nuestra región cuenta con numerosos castillos, a menudo dos o tres por pueblo. Todos son diferentes, habiendo sido construidos con fines y en periodos muy distintos, entre la Edad Media y el Renacimiento.

Los primeros castillos, como en Salles sur l’Hers o incluso St Papoul con el castillo de Ferrals, son fortalezas con todos los elementos arquitectónicos defensivos como matacanes, aspilleras, torretas…

A partir del siglo XV, emergen los castillos «pasteliers» (que utilizan pastel), testigos de la riqueza de los comerciantes. Con la aparición de la artillería, se los reconoce gracias a sus bocas de cañón para los cañones. En Montmaur o en Belflou puede encontrar magníficos ejemplos.

Los últimos son castillos del siglo XVII al XIV que, al no tener necesidades defensivas, son residencias majestuosas que a menudo tienen un palomar. El castillo de Labécède-Lauragais ilustra perfectamente este tipo de construcción.